Y la aportación no puede ser más sencilla: enseñar a las personas de responsabilidad de las organizaciones a jugar al ajedrez. Y eso que no soy un buen ejemplo porque ni siquiera juego bien.
Es evidente que el ajedrez es un buen ejemplo de estrategia. Pero pensad un momento en otras lecciones de gestión que se aprenden con el ajedrez:
- No te confíes: da igual quién tengas enfrente: un niño de 10 años, un adulto de 30 o un anciano de 75. Cualquiera puede ganarte, no hay victoria fácil. Lo que debes hacer es aprender a valorar correctamente las aptitudes y actitudes de tus competidores, a sopesar sus posibilidades.
- Busca información. Gestiona y utiliza la información de que dispones para tomar decisiones. Y recuerda que para alcanzar el objetivo hay varios caminos posibles, y algunos pueden ser válidos. No hay una sola forma de hacer las cosas.
- Aprende a delegar. La apertura, los movimientos más sencillos, suelen ser más automáticos. Concéntrate en la parte dura del combate.
- Responsabilidad. Tú eres el único responsable de los resultados de tus acciones. Garantiza que tus decisiones son lógicas, están razonadas y son las más acertadas para la
organización. - Analiza desde fuera otras partidas donde no juegas: haz los deberes, nunca dejes de aprender. Evalúa las estrategias de otros jugadores y valora las ventajas e inconvenientes de sus decisiones. ¿ Son agresivos ? ¿ Asumen riesgos "controlados" ? ¿ Juegan al contraataque o toman la iniciativa ?
- Haz un buen uso de los recursos disponibles. Muchos jugadores pierden partidas con muchas piezas en su posición inicial. Localiza los recursos allí donde realmente importa, y ponlos a disposición del objetivo. Las acciones que tomes deben estar en línea con tu estrategia. Ten claro tu objetivo.
- Resistir, no desistir. Cuando estamos en situaciones de desventaja con nuestros adversarios, debemos posicionarnos de forma que si comete un error, lo aprovechemos. Pero, eso sí, teniendo claro que no puede ser a cualquier precio. A veces, la calidad nuestros proyectos es baja: son mediocres, inadecuados o tienen un escaso retorno. Debemos tratar de equilibrar nuestro resultado global.
- Al saber le llaman suerte. No hay suerte que valga en los negocios. Innova. Cada paso se da pensando en los siguientes movimientos (con el objetivo presente) y analizando el entorno en que te mueves. No juegues a "acción-reacción" porque perderás.
- Aprende de tus errores. así como de tus aciertos. Aprende de la experiencia y sobre todo aprende a aprender. Después de cada proyecto, analiza qué ha ocurrido, qué determinó el éxito o fracaso del proyecto (post-mortem). Y no olvides valorar también el proceso de trabajo, no sólo los resultados. El fin casi nunca justifica los medios.
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