26 marzo 2006

Una ciudad ilusionada e ilusionante

A colación de la entrada anterior sobre la posición innovadora de una ciudad como Zaragoza, daré algunas opiniones personales. Hace tiempo que tenía pendiente esta entrada.

Hechos que soportan esta actividad innovadora pasan ineludiblemente por las posibilidades que aportan las nuevas infraestructuras, como la línea de alta velocidad. Como decía Kenichi Ohmae en "El Fin del Estado-Nación - El Ascenso de las Economías Regionales":
El medio ambiente, la mano de obra calificada, la cobertura y calidad de los servicios públicos, la oferta cultural y de entretenimiento, la eficiencia del transporte público, el salario asignado por las empresas, la calidad de la infraestructura de conectividad (telecomunicaciones, aeropuertos, carreteras, etc.) son proveídos por regiones y ciudades - antes que por la nación - y muchas veces determinan la localización de empresas.
Como dice Ohmae, el Estado-Nación tiende a proteger sus industrias "nacionales", sus grandes empresas y grandes razones... En vez de, por el contrario, exponer todas estas realidades y agentes a la economía global.

Necesitamos la emergencia de reg
iones particulares que interactúan con el resto del mundo, con la economía global. Esto se ha visto favorecido por la auténtica política autonómica que tenemos en nuestro país. Con Internet y con las "redes de conocimiento" similares, esta tendencia parece irreversible. Otros ejemplos claros podrían ser no sólo Silicon Valley, sino Bangalore o Singapur, con apuestas claramente innovadoras que han atraído a las multinacionales.

Lo siguiente que me planteo es si este modelo innovador puede ser trasladado con éxito a otras ciudades. La innovación y la capacidad tecnológica se basan en acervos de conocimiento y procesos de aprendizaje muchas veces no codificables, que se materializan en la interacción entre las personas individuales (emprendedores), organizaciones públicas y privadas y por ello no son fácilmente transferibles; así surgen los patrones y ventajas competitivas específicas para cada región y país.

La apuesta innovadora parte de aprovechar factores como el conocimiento, la innovación, la capacidad estratégica o la competitividad en el mercado abierto. Estos factores derivan del conocimiento aplicado (a través de la tecnología) a todos los procesos de la organización y de la propia sociedad.

Y los políticos también están obrando de forma proactiva en vez de forma reactiva, como la mayoría nos tienen acostumbrados. Buenos ejemplos son Ricardo Cavero o Domingo Buesa, que además utilizan sus propios blogs para difundir y discutir sus propuestas de ciudad. Como comentaba Juan Freire (que está informadísimo del tema, más aún que los que vivimos aquí), Buesa ha lanzado la iniciativa Zaragoza en la vanguardia del Siglo XXI (PDF) donde propone estrategias para la creatividad y la habitabilidad urbana, basándose en el enfoque de las 3Ts de Richard Florida:
Talento, Tolerancia y Tecnología, son los tres pilares sobre los que queremos trabajar para hacer de Zaragoza una ciudad cómoda, atractiva y con liderazgo, en la que se pongan en marcha políticas que se basen en dos valores principales: la libertad y la vanguardia.
Ohmae lo complementa con las 4Is: Inversión, Información, Individuos e Industria. Los flujos que hoy dominan el mundo y con los que las regiones deben lidiar.

Pero no nos engañemos: queda mucho camino por recorrer. Bajo mi punto de vista, es necesario crear una verdadera cultura de la participación de la sociedad civil. Y los conceptos de ciudad creativa y ciudad habitable de Buesa pueden ayudar a darle forma: fomentar iniciativas innovadoras, combinando la creatividad con la apertura, la libertad y la tolerancia. Y todo ello ofreciendo un entorno agradable, un entorno más humano y más cómodo sobre todo para los que lo viven.

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1 comentario:

Julen Iturbe-Ormaetxe dijo...

Bueno, bueno, se te ve profundo. Muy maja la reflexión que propones en torno a las ciudades.
Una humilde contribución/crítica al modelo. Siempre me queda la sensación con este enfoque tan de moda respecto a considerar reflexiones estratégicas (o similares) en torno a las ciudades. ¿Por qué no trabajar más los aspectos relacionados con crear condiciones para impulsar procesos emergentes?
Me explico. Quiero decir que parece que pudiéramos generar una megaplanificación de la ciudad como un lugar que se dirige en forma automática a un estado deseado, obviando la complejidad que supone, ¿no?
No quiero dármelas de pedante con estas cosas, porque soy un aficionadillo de tres al cuarto, pero creo que lo que sucede de abajo a arriba tiene muchas ventajas respecto a un modelo planificado desde la tecnocracia.
Bueno, voy a dejarlo, que empiezo a delirar. Esto me pasa por madrugar tanto ;-)
Saludos, compañero.