30 agosto 2006

Centros históricos en las ciudades

Adoro la arquitectura, sobre todo la arquitectura moderna.

Sin embargo, es cierto que un paseo por las grandes ciudades te deja con una sensación agridulce de homegeneidad, de ausencia de innovación, fundamentada en que los arquitectos de la Gran Arquitectura actual son generalmente los mismos: Gehry, Libeskind, Koolhaas, Moneo, Foster, Calatrava, Nouvel o Kohn Pedersen Fox... Poquitos más y pare usted de contar. Escogidos como dioses con los dedos de una mano.

Luistxo Fernández lo refleja perfectamente hablando de las similitudes del downtown de Los Angeles con la transformación urbanística del País Vasco. Londres, París, Madrid, Roma, Barcelona, Viena o Tokyo tienen extrañas similitudes: los mismos comercios, las mismas marcas, los mismos trajes caros, los mismos rasgos faciales (bueno, en Tokyo no), incluso la misma sensación de impersonalidad. Extrañamente similares al Agente Smith en su Matrix. Parece como si las ciudades perdieran identidad en pos de una homogeneización masiva y se hiciera difícil apreciar dónde estás.

Hoy he leído que MetLife subastará 110 bloques de apartamentos de Manhattan habitados por 25.000 personas de clase media:
La subasta ha suscitado el interés de docenas de posibles compradores: familias del negocio inmobiliario de Nueva York, fondos de pensiones, bancos de inversión internacionales e inversores de Dubai, y eso que los detalles de la venta no serán publicados hasta la semana que viene.
Es decir, si los altísimos alquileres neoyorquinos llevan años espantando a las clases menos adineradas, parecen crear un ghetto de exclusividad en pleno East Village.

Como apuntaba Pérez de Lama, la tradicional riqueza creadora de vida urbana y social en un centro histórico como el East Village -cuna de artistas, jóvenes, estudiantes e incluso inmigración- es anulada en beneficio del mercado inmobiliario, todo ello sustentado sobre unas supuestas políticas públicas de conservación del patrimonio, de turismo global y de seguridad ciudadana.

Decía Jane Jacobs, la defensora de la organización no planificada y de la vitalidad y creatividad urbanas, que la diversidad es la principal razón del desarrollo vital de las ciudades. Como decía en su última publicación, "Dark Ages Ahead" (2004), la civilización occidental está llegando a punto muerto. La sucesiva aculturación y la pérdida de la memoria, de cultura, valores e historia nos va a sumir en una nueva época oscurantista. Si no estamos ya en ella...

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

baaahhh
El oscurantismo se soluciona con nuevas propuestas culturales... como unas salmueras&blogs.

Digo.

Alfonso Romay dijo...

XD