Via JSK-SDE, llego a Participación Ciudadana, un blog interesante. En uno de los últimos posts hace referencia a una frase de Norman Foster, el insigne arquitecto: "Asia piensa como un líder". Después del debate suscitado ayer sobre liderazgo, la afirmación me ha interesado y he seguido leyendo.
El estudio arquitectónico de Foster es responsable de una buena parte de los megaproyectos arquitectónicos a nivel mundial. Su punto de vista es que Asia está siendo capaz de pensar con mayor libertad y de asumir mayores riesgos. En Europa, especialmente en el Reino Unido, dice, bajo el principio de la participación ciudadana se consulta todo. "Y ésa es la manera de no hacer nada". Se lo pueden preguntar a Gallardón con su Eje Prado-Recoletos de Madrid.
El debate que plantea es sugerente.
Por un lado, la necesidad REAL de la consulta ciudadana en todos los casos: ¿ Son una tradición democrática o simplemente una charada burocrática ? ¿ Es realmente necesaria la participación ciudadana en cada decisión ?
Me recuerda a la famosa Teoría "Z" de Ouchi aplicado a la empresas japonesas: dejando de lado otras características, me refiero al consenso en la toma de decisiones y la responsabilidad colectiva. Todos participan y se involucran en las decisiones. Además, se promueve el consenso final. Por otro lado, la responsabilidad del éxito o el fracaso de la organización la comparten todos sus miembros como grupo. Ninguno es más responsable que otro.
La razón me dice que es necesario instalar en forma permanente estas prácticas de participación en el diseño de políticas. Estos procesos participativos generan cambios positivos de adherencia y redundan en el beneficio común. Evidentementre, no podemos obviar las necesidades e intereses de la comunidad. Pero, ¿ no puede derivar esto en la Parálisis del Análisis ?
Por otro lado, nuestra marcada aversión al riesgo. Curiosa coincidencia: hace tiempo el Sr. Martínez (vuelva pronto!) comentaba que las culturas japonesa y mediterránea son las más reticentes al riesgo. Es característico de culturas antiguas, imperiales y bastante homogéneas étnicamente. Algo de esto comentaba Amélie Nothomb en "Estupor y Temblores".
Esta aversión al riesgo (y a la incertidumbre) nos condiciona: en general somos menos emprendedores, preferimos la seguridad a la posible recompensa, invertimos menos y en productos más estables.
Como comentaba el Sr. Martínez en aquella entrada, nuestro carácter tiene virtudes que podrían colocar a nuestro país muy alto en la nueva "economía del conocimiento", como son la creatividad, la sociabilidad y la seriedad en el trabajo (pese a los tópicos). Sin embargo, esta aversión al riesgo y la ausencia de motivación (el sueño universitario sigue siendo el sosegado funcionariado) son puntos débiles que debemos mejorar.
Quizá es hora de replantearnos nuestra forma de entender algunas cosas. Gokurousama.
Norman Foster, participación, riesgo
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