Y es que la privacidad en Internet prácticamente no existe. Y, a pesar de ello, sigue siendo el terreno abonado para triunfo total del pasotismo, es decir, la más absoluta despreocupación de algunos usuarios en proteger sus datos personales:
"Hagamos un homenaje al "cibergarrulo", al cándido usuario de Internet que no puede esperar al 28 de diciembre para formar parte de la larga lista de santos inocentes que son víctimas de las más evidentes calamidades."Hace un par de años hice un curso sobre protección de datos con un experto de la Universidad de Zaragoza. El tema asusta: hasta qué punto nuestros datos son objeto de tráfico, valiosas fuentes de información para campañas de marketing, somos perfiles de comprador, información segmentada en cientos de bases de datos que ni sabemos que existen...
Nuestros datos personales (y otros como compañía de teléfonos, suscripciones de revistas, extractos de tarjetas, etc.) son valiosos y es NUESTRA responsabilidad difundirlos únicamente cuando sea necesario.
Bajo un mal entendido ideal de transparencia, la Red nos ofrece muchas posibilidades, pero debemos educarnos en la utilización de Internet como lo hacemos en otros ámbitos. Luego nos preguntamos de dónde sacarán nuestra dirección de casa para enviarnos publicidad o nuestro e-mail para llenar nuestro buzón de basura:
"No leemos las condiciones generales de contratación. Hay muchos usuarios que están dispuestos a dar sus datos personales, especialmente su dirección de correo electrónico a cambio de un tono polifónico para el móvil, una foto de un artista muy popular o una canción en formato MP3."Ahí está el éxito de problemas actuales que en otro tiempo se llamó el "timo de la estampita" y que hoy conocemos como spam, spyware o phishing.
cibergarrulo, LOPD, personal data, Kriptópolis
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