Me ha encantado la entrada de Eduardo Arcos (Hipertextual, Alt1040). Creo que tiene mucha razón, porque mi experiencia también es positiva en ese sentido.
Entré a trabajar con un consultor freelance y durante algunos años estuvimos sólo los dos. A dúo. Mi jefe es una persona excepcional: como persona y como jefe. No creo que haya mucha gente que permita desarrollarte como me permitió, recibiendo responsabilidades desde el principio y enseñándome todo lo que sabe de consultoría, de gestión y de la vida. Creo que nunca terminaré de aprender de él.
Disfrutamos mucho juntos durante los períodos de análisis y diseño de nuestras soluciones software, sin fijarnos en otras herramientas y pretendiendo dar un enfoque global (pero personal) a nuestro sistema, que da soporte a todo nuestro proceso de consultoría. Creo que lo conseguimos, pero siempre eché de menos otra cabeza pensante con quien poder compartir las reflexiones técnicas y de diseño.
Pero llegó el momento de la expansión. Y también creo que aquí acertamos. Hemos ido incorporando a gente muy válida, con la que me une (aparte del trabajo) una amistad personal. Son personas que aportan cada día lo mejor de sí mismos y me obligan a asumir nuevos retos y metas. Su motivación me motiva a mí también y también de ellos aprendo cada día.
Lo dicho: Rodéate de triunfadores y triunfarás.
personal
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