23 noviembre 2005

Haciendo de tortuga

Si en la entrada anterior, hablaba de los últimos coletazos de mi carrera, Enrique Dans me hizo recordar ayer una de las etapas que guardo con más nostalgia: mis inicios en la informática.

Tenía 12 años, y mis padres me apuntaron a un cursillo de Informática en el Colegio. Yo estaba encantado, porque creía que aquello era para jugar a videojuegos. Pero nada más lejos de la realidad. Recuerdo al profesor Joaquín Anoro con las manos manchadas de tiza, a mi compañero de cursillo Paco (todavía hoy seguimos siendo muy amigos y vamos juntos) y aquellas pantallas de fósforo verde (o era naranja ?, no recuerdo bien).

Empezamos con un lenguaje de programación llamado LOGO (más información en la web del MIT). Se trataba de programar el movimiento de una tortuga de modo sencillo sobre la superficie de la pantalla: FORWARD 50, movía a la tortuga 50"pasos" hacia delante. RIGHT 90 giraba la tortuga 90 grados en el sentido de las agujas del reloj. De este modo, se podían hacer dibujos realmente complejos en pantalla. Aprendimos a utilizar sentencias IF y bucles FOR.


Posteriormente, vendría el lenguaje BASIC con sus GOTO y sus PRINT. Después del cursillo, lo dejé durante un tiempo, hasta que entré en la carrera de Ingeniería en Informática. Entonces mi padre me compró un flamante IBM (original, nada de clónico, que no se fiaba) que costó una pasta. Con todo eso empecé lo que hoy es mi profesión.

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2 comentarios:

Mi Testimonio dijo...

Genial, estabamos platicando con mi novia de un carro chivisimo que hizo ella con este programa en aquel tiempo. Era tan bueno que para su edad el arte con esta tortugita, que nadie le creyó injustamente y le dieron el premio a otra niña. Que tiempos verdad? Gracias por el blog. César Azmitia

Anónimo dijo...

Genial, estabamos platicando con mi novia de un carro chivisimo que hizo ella con este programa en aquel tiempo. Era tan bueno que para su edad el arte con esta tortugita, que nadie le creyó injustamente y le dieron el premio a otra niña. Que tiempos verdad? Gracias por el blog. César Azmitia