Mente creativa: Jorge Oteiza

Hoy he estado haciendo una presentación a un cliente en una localidad cercana a Pamplona, y me he pasado por el Museo Oteiza, que alberga el legado del escultor Jorge Oteiza (Premio Príncipe de Asturias de las Artes 1988).

El Museo está en la localidad de Alzuza, sobre una ladera donde se ve toda la cuenca de Pamplona y está enclavado en la antigua casa del escultor, a la cual se le ha añadido un impresionante edificio firmado por su amigo Sáenz de Oiza.

Pasó del expresionismo y la figuración para iniciarse por el sendero de la abstracción y la investigación geométrica-racional de los constructivistas rusos de principios de siglo (Mondrian o Malevich), lo que le llevó al vacío en la escultura, un recorrido metafísico que influiría de forma decisiva en todas las artes contemporáneas.

Lo bueno ha sido que he tenido la suerte de disfrutar de la explicación de Jon, un amigo que está escribiendo una tesis sobre su obra. No entraré en detalles sobre la explicación sobre el vacío de los cuerpos, la metafísica o sobre la búsqueda del espacio, el vacío y la trascendencia.

Pero sobre todo me ha sorprendido que convirtió su vida en una búsqueda que me ha resultado interesante: la plasmación del vacío en una escultura. Si en nuestra cultura occidental el vacío se interepreta como algo negativo (horror vacui), en otras culturas (por ejemplo, las orientales) la búsqueda del vacío es parte del proceso de la búsqueda trascendente.

Un poco lo que comentábamos ayer: la desobediencia creativa como base para alcanzar un objetivo, un resultado. Sea en la escultura, en los negocios ... o en la vida.

Oteiza