Esta cruzada solidaria busca que cada uno se proponga hacer algo por la comunidad, por los demás, por quien lo necesita, a través de una ayuda específica o espiritual. La idea es que cada uno intente dibujar una sonrisa en el que lo necesita.
Estaré en Kyoto, pero me uno a la iniciativa. Llamadme idealista, pero no quiero subestimar el poder de un pequeño gesto: puede cambiar la vida de otra persona, para bien o para mal. Me recuerda a aquella película "Cadena de favores", un tímido reflejo de los que luchan, puertas adentro, para mejorar la realidad ayudando a terceros, haciendo que las cosas cambien.
Puede ser en casa, en la calle, con tus amigos o con desconocidos. Hasta en el trabajo: David habla de los CHO (Chief Happiness Officer). Y es que cuesta poco alegrar el día a la gente. Son estos pequeños gestos los que hacen grande a una persona.

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