04 noviembre 2006

Zaragoza, ¿vigorexia urbana?

Los retos de futuro han convertido a Zaragoza en una ciudad ilusionada e ilusionante. Por fin, la ciudad parece creer en hacer cosas grandes. En convertirse en la quinta ciudad de España, por otros parámetros ajenos al número de habitantes.

Sin embargo, Zaragoza ha sido históricamente una ciudad de crecimiento desigual, desmedido. Como esas personas que hacen dieta para estar más esbeltas y a los pocos meses recuperan lo perdido actúa a acelerones, a impulsos. Parecemos querer recuperar en un apenas tres años lo que no hemos hecho en décadas de olvido (por parte de otros) y dejadez (por nuestra parte).

La percepción que queda a veces es que tenemos una ciudad vigoréxica, atrapada en una distorsionada percepción de sí misma. Como una fecha señalada en nuestro entrenamiento, tenemos Junio de 2008 marcado en rojo en el calendario. Ese día tenemos que lucir esbeltos, preciosos, inmaculados. Queremos una imagen digna ante el mundo.

Pero necesitamos una ciudad estructurada, no un plan 15 días. Sin convertirnos en una ciudad inerte y genérica, necesitamos tiempo y espacio. Tiempo para consolidar las nuevas propuestas. Espacio para completar la renovación.
Un urbanismo racional donde, como apuntaba Jane Jacobs, sean las propias comunidades quienes tengan la libertad y capacidad para la toma de decisiones, las que se auto-organicen y den lugar a un modelo urbano propio.

La ciudad cohesionada necesita que sus ciudadanos compartan algo más que la salida de las autopistas. El ciudadano demanda vivir esa renovación urbana, que no urbanística.


, , ,

1 comentario:

Anónimo dijo...

La Expo es un catalizador del olvido. No hay nada de lo que, de aqui hasta 2008, se vaya a hacer en Zaragoza no estuviera planeado. Sobre el Barrio del Ave son cerca de 4 años de tramite tras tramite y de proyectos tirados a la basura. Lo mismo podriamos decir del Portillo. Lo importante es planificar 2009 en adelante, porque es ahi cuando nos podemos ver desbordados.

Aunque el area de Zaragoza, no la capital, es otro cantar